Hablar de sexualidad y en concreto hablar de masturbación es hacer equilibrios entre lo ético, lo moral y la realidad, la feliz realidad. No todo el mundo lo ve igual, aunque si, casi tod@s lo practicamos de la misma manera… casi tod@s!!!. Ha sido un tema tabú durante muchos años y aún quedan muchas secuelas de eso. La religión históricamente la ha perseguido, se la ha considerado como un pecado. Culturalmente ha sido considerada causa de problemas de salud, como la pérdida de visión o la esterilidad. . Con la masturbación arrastramos una mochila muy cargada, de la cual nos tenemos que liberar. Debemos de vaciar esa mochila que contiene nuestras creencias más limitantes, que está llena de mentiras que durante años nos han avergonzado y que aún ahora, no nos permite gozar de ella y ser felices.
Masturbarse no es un acto egoísta, inmoral o propio de personas solteras. Aún se sigue pensando que es una práctica sucia, prohibida, destinada solo a aquellos adolescentes que inician la pubertad. Cualquiera de nosotr@s, tengamos la edad que tengamos, podemos hacerlo. Tengamos pareja o no. Lo hagamos con ella o en soledad. Es sana y saludable.
Lo cierto es que lo veamos como lo veamos, el placer siempre va asociado con la felicidad. Masturbarse es positivo para conocer nuestro cuerpo y así poder disfrutar más después con tu pareja.
Veamos cómo nos puede beneficiar, tanto física como psicológicamente:
No hay mejor analgésico natural que mantener una relación satisfactoria, llegando al orgasmo y liberando tensión del cuerpo. Masturbarse en una situación de dolor de cabeza o dolor menstrual, puede ser muy placentero y efectivo. Con ello conseguimos lubricar los genitales y eso siempre es positivo. Fortalece el sistema inmunológico ayudando a evitar que aparezcan hongos genitales.
Es una muy buena forma para conciliar el sueño, el orgasmo relaja tu cuerpo y ayuda a liberar toda la tensión existente que impide que descanses.
La masturbación nos ayuda a conocer lo que nos gusta, aprendemos a conocer nuestro cuerpo, lo que nos pide, donde está el punto exacto que hará que explotemos de placer. Si no conocemos nuestro cuerpo, como podemos pretender que alguien más nos de placer. Tenemos que saber lo que nos gusta y lo qué no. Eso sí, no nos tiene que dar vergüenza expresar lo que de verdad nos gusta. Debemos dejar de lado la idea que hablar de sexo es algo que debería avergonzarnos, y si es con nuestra pareja aún más. Es con la que compartimos y disfrutamos, no hay nada sucio en ello.
Es una manera muy eficaz de liberar el estrés, es una opción ideal cuando queramos relajarnos. No es casualidad que nos apetezca hacerlo cuando hemos sentido estrés, ansiedad o después de un día muy largo. Al hacerlo se libera dopamina y oxitócica en las mujeres. Gracias a estas dos hormonas se experimenta una sensación de bienestar y relajación. La oxitócica genera en la mujer una mayor creatividad intelectual y más capacidad comunicativa.
La masturbación ayuda que la mujer alcance mejor el orgasmo, porque con la estimulación se trabajan los músculos del suelo pélvico, que son los que conducen al orgasmo durante las relaciones sexuales. Fortalecer estos músculos no solo ayuda a mejorar las relaciones, también evita alteraciones como la incontinencia urinaria. Ayuda a mantener el sistema cardiovascular activo, quizás no tanto como el deporte, pero seguro que más que el inmovilismo y la castidad.
Así que seamos felices por cualquier vía. Ser feliz es una necesidad y la meta de todos. La masturbación es también un modo de alcanzar la felicidad, no solo en el momento del orgasmo, sino después. Masturbarse con frecuencia te reporta un estado de gozo mayor en la vida, nos da relajación, confianza y seguridad.
“Tengo una pequeña tarea para ti. Ve a casa y tócate. Vive un poquito”
-De la película “El cisne negro”
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