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mayo 2020

TODA DECISIÓN ES EMOCIONAL Somos dueños de nuestros actos y responsables de nuestras decisiones.

TODA DECISIÓN ES EMOCIONAL Somos dueños de nuestros actos y responsables de nuestras decisiones. 150 150 Manel y Marina

Detrás de nuestras decisiones se ven reflejadas nuestras emociones. Hay una carga emocional cuando decidimos, que influirá o falseara lo que creemos que es una elección libre, racional y meditada.

La emoción cumple una importante labor en la toma de decisiones.  Aunque pensemos que las emociones quitan racionalidad, son todo lo contrario, son protectoras y están a nuestro servicio dándonos ventaja cunado las tomamos. Cuando nos enfrentamos a un resultado muy incierto o desconocido, confiar en tu intuición y en las emociones es la mejor estrategia.

Nosotros como seres humanos, somos una combinación de percepciones, emociones, sentimientos y pensamientos que tenemos. Estos elementos forman una unidad, y esa unidad da como resultado lo que somos y como actuamos.

La principal emoción que aparece al tomar una decisión es el miedo a equivocarnos.

  • Pesamos que equivocarnos es un fracaso, cuyas consecuencias podrían ser catastróficas.
  • Creemos que al tomar la decisión, no estaremos a la altura de lo que se espera de nosotros.
  • No saber que pensaran de nosotros si no tomamos la decisión correcta.
  • Miedo a vernos expuestos ante los demás, notando que así somos más vulnerables.

Es muy importante ser conscientes de que una decisión siempre se verá afectada por factores que pueden escapar a nuestro control. 

Tomar decisiones no es un proceso innato en nosotros. En ello participan nuestros pensamientos, emociones, experiencias, creencias, cultura y educación. Lo que tenemos que saber e interiorizar es que no hay decisión «inequívoca» o «perfecta» y que al igual que otras habilidades, nuestra capacidad de tomarlas viene dada por un aprendizaje, y eso nos hará más coherentes y objetivos en la toma de las mismas.

«No somos mas que nuestras propias decisiones». Todas y todos tenemos derecho a tomarlas, hacernos responsables de ellas y también… a equivocarnos.

En teoría, las emociones no son determinantes, pero si pueden ser muy decisivas. Son características del ser humano y vienen inmersas en nuestro juicios y deliberaciones en la vida. No hay que negarlas, pero si identificarlas y aprender a canalizarlas para nuestro propio bien.

El poder de las emociones viene dado por lo impreciso de su origen y su desarrollo. Forman parte de nosotros, de nuestro ser, de una zona que resulta difusa e incomprensible. Sin embargo lo que surge de cada emoción son nuestros instintos de conservación, defensa, ataque y de vida.

¿Cuantas veces te has arrepentido de tomar decisiones en determinado estado emocional? Seguramente te habrás dado cuenta de que estas mas predispuesto a correr riesgos cuando te sientes feliz, mientras que la tristeza te provoca todo lo contrario. Tomar decisiones cuando estamos enfadados no suele dar buenos resultados, ni tampoco si se toman con euforia.

Al hacerlo con sentimientos positivos hacia algo, puede provocar que infravalores los riesgos y sobrestimes los beneficios, por el contrario si tus sentimientos hacia una actividad son negativos seremos más propensos a sobrestimar los riesgos como altos e infravalorar los beneficios.

Tanto a la hora de tomar decisiones como a la hora de valorar posibles consecuencias, nuestras emociones jugaran un papel determinante. Saber o intuir como nos hará sentir una determinada decisión nos ayudara a valorar si debemos o no tomarla.

Cada acción conlleva una reacción. Con nuestros comportamientos pasa lo mismo, cada acto comporta siempre una consecuencia. Al ser los dueños de nuestros actos somos también los responsables de las consecuencias que derivan de los mismos. A veces lo difícil de tomar una decisión es asumir los efectos futuros que pueden acarrear.

Conocer y gestionar adecuadamente nuestras emociones es esencial para poder tomar la mejor decisión en ese momento.

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PLANTAR CARA AL MIEDO «Dejamos de temer aquello que empezamos a conocer»

PLANTAR CARA AL MIEDO «Dejamos de temer aquello que empezamos a conocer» 150 150 Manel y Marina

¿Cómo podemos plantar cara a nuestros miedos? Para empezar tenemos que aprender a equilibrar esta emoción, porque si no, puede llegar a manipular nuestra vida hasta el punto de bloquearnos e impedir que seamos capaces de decidir cómo queremos vivir.

Su principal función es alertarnos ante un peligro inminente, hacernos reaccionar de una u otra manera, gracias a él, podemos pensar más deprisa, correr o saber cómo actuar. Es una reacción natural e instintiva necesaria para poder sobrevivir.

Tenemos que distinguir y valorar si cuando aparece es un peligro real o una amenaza irreal que está solo en nuestra mente.Esto que pensamos que es fácil, puede resultar muy difícil de gestionar en muchas ocasiones, no es racional y tiende a paralizarnos.No todos sentimos el mismo miedo a las mismas cosas, ni actúa de la misma manera en cada uno de nosotros.

El miedo es temor a algo desconocido, el error es que queremos enfrentarnos a él sin conocerlo. Queremos eliminarlo o dominarlo sin saber nada de sus causas y sus consecuencias.Quizás la respuesta sea que tenemos que comprenderlo, saber por qué, de donde viene, que nos dice, como surge y así al comprenderlo, poder equilibrar esa emoción.

“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos inmensamente poderosos. Es nuestra luz y no la oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad ¿quién eres tú para no serlo?”

-Nelson Mandela-

Tenemos miedo a ser quien somos, a ser felices y disfrutar, a ser brillantes, divertidos, triunfar en la vida y ser la mejor versión de nosotros mismos.El miedo a la crítica, al ridículo y al fracaso, la mayoría de veces nos paralizan e impiden que seamos esa mejor versión de nosotros.

 Tememos aquello que no conocemos, nuestra mente evita siempre enfrentarse a algo nuevo y desconocido. Cuando damos un suceso por vivido, con un desenlace que ya sabemos, así nuestra mente lo normaliza y le quita importancia.

Para enfrentarnos a él y comprender que nos dice, lo mejor que podemos hacer es empezar a conocernos a nosotros mismos.  Desde que nacemos, estamos viviendo y experimentando emociones, tanto agradables como desagradables, entre ellas el miedo.  Este guarda en su disco duro una información importante para nosotros, de todas aquellas situaciones malas que hemos pasado. Estas emociones quedan grabadas en nuestra mente subconsciente y por ello no somos conscientes de la información que tienen respecto a esas experiencias del pasado.

Evitar las situaciones que tememos para no volver a no pasarlo mal, no es una buena decisión. Eso hará que no aprendamos nada porque lo estamos evitando, nos estamos haciendo cada vez más vulnerables ante él.

Cada vez que nos enfrentamos a ellos, tenemos que aprender, descubrir algo de nosotros mismos, tenemos que conocer a través del miedo, el origen del mismo, lo que nos quiere decir e interpretar que hacemos cuando aparece.

Examinando en el disco duro de nuestra mente, descubriremos que tenemos habilidades y capacidades guardadas de las situaciones que hemos experimentado y que hacen que el miedo sea innecesario, contamos con estrategias suficientes para poder hacer frente a cada situación temida.

“Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es el momento de comprender más y temer menos”

-Marie Curie-

Todas las emociones nos ayudan a entender como somos y que sentimos, nos dicen que nos gusta y que nos desagrada, que nos perjudica y que nos hace sentir bien, y que situaciones nos recuerdan experiencias del pasado en las cuales lo superemos.

Conocernos a través del miedo es ser conscientes de lo que nos bloquea y limita. Reconocer nuestras capacidades,  permite que seamos capaces de dominar nuestros pensamientos, y equilibrar nuestros miedos.

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CAUSA Y EFECTO «Eres descendiente de tu pasado y progenitor de tu futuro»

CAUSA Y EFECTO «Eres descendiente de tu pasado y progenitor de tu futuro» 150 150 Manel y Marina

El budismo afirma que las lecciones no aprendidas en esta vida deben ser re-experimentadas y superadas en la próxima. No voy a entrar en eso. Pero lo cierto es que en esta vida como no apruebes la lección, la vida misma se ocupa de volvértela a poner una y otra vez, hasta que tengas la lección bien aprendida y apruebes.

La ley causa efecto está en todas partes y la encontramos en cada estado, tanto emocional, sentimental o físico. Toda acción tiene su efecto. Todas nuestras acciones, físicas, verbales y mentales, dejan huella  y con el tiempo repercuten en  nosotros.

Somos responsables de lo que hacemos con nuestras vidas, de nuestros actos y las inevitables consecuencias. Nuestro destino está en nuestras manos, aunque muchos se nieguen a creerlo, es mucho más fácil responsabilizar a los demás de lo que nos pasa, que mirar de hacer lo que corresponde para mejorar nuestra vida.

Cada día producimos acciones que nuestro medio, y el mismo nos devuelve el efecto correspondiente, todo se produce por una razón, sepamos o no, cuál es.

Sabiendo eso, somos responsables de crear en nuestra vida lo que queremos, si deseamos ser felices debemos aprender a sembrar sus semillas. Una sonrisa por la mañana acompañada de unos “buenos días” genera en los demás la misma reacción.

Si no aprendemos de los efectos que producimos con nuestras acciones, la vida se encarga de que las repitamos una y otra vez, como un estudiante que no aprueba una asignatura. Si no aprendemos cometemos una y otra vez los mismos errores, (la misma acción, el mismo efecto) y somos incapaces de pasar de nivel.

El karma es una energía que se deriva de los actos que cometemos. Estos actos o acciones pueden ser buenas o malas y a su vez desencadenaran todo una serie de reacciones que al final nos repercutirán de una manera u otra.

Generalmente no pensamos en las consecuencias de nuestros actos. Nuestro día a día, nuestros hábitos  y nuestras rutinas tienen consecuencias para las personas que están a nuestro alrededor.

Ninguna acción está exenta de su reacción y está de su repercusión. Todo lo que hacemos cambia algo en este mundo, aunque muchas veces no seamos capaces de ver la consecuencia de nuestras acciones.

El karma nos dice en esencia que las fuerzas que pusimos en movimiento hace diez minutos o diez años volverán a nosotros. Simboliza la responsabilidad y el pago de nuestras acciones.

“¿Existe una máxima que debería ser la base de las acciones que uno toma a lo largo de su vida? Seguramente es la máxima de la compasión: no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”   

-Confucio-

Esta manera de pensar, nos hace un poco más sabios y un poco más humildes. Abre nuestra conciencia y nos hace personas más consecuentes con nuestros actos.

La vida es un proceso de cambio constante, y esto requiere que nos adaptemos. Todo tiene un principio y un final, las cosas que ayer estaban, mañana puede que no estén.

“Lo que eres es lo que has sido, lo que serás es lo que haces ahora. Si quieres conocer tu vida pasada, contempla tu estado presente, Si quieres conocer tu vida futura, contempla tus acciones presentes”

-Buda-

No podemos olvidar que cualquier acción que hagamos siempre tiene consecuencias, sobre nosotros mismos, como actores y responsables.

Pero podemos simplificarlo todo, sembrar y recoger, dar y recibir, es así de sencillo. Si lo que queremos es la felicidad, la paz, el amor, la amistad…entonces debemos ser felices, tranquilos, cariñosos y aprender a ser verdaderos amigos para los demás.

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