Los “baños de bosque” son un método para conectar con la naturaleza conscientemente, que nos produce un beneficio general sobre nuestra salud. Podemos elegir cualquier tipo de bosque, con árboles centenarios o incluso un parque frondoso y tranquilo.
Lo mejor es elegir un bosque tranquilo, seguro, que tenga una diversidad de ambientes, claros, sendas, rocas… Efectuaremos una ruta circular de 1 a 2 Km. Despertando nuestros sentidos y fijándonos en nuestras sensaciones. Caminaremos lentamente y en silencio, dejando que nuestro instinto guíe nuestros pasos y nos lleve de un lado a otro del bosque.
Si nos apetece podemos detenernos junto a cualquier árbol del bosque, abrazarlo, acariciar sus hojas, quedarnos quietos a su lado, respirar y sentir que nos dice…
Deja atrás el ajetreo de tu vida cotidiana, olvida tus rutinas de pensamiento y abre los sentidos a tu entorno, escucha lo que te dice, el crujir de sus raíces, el movimiento de sus ramas; observa la corteza áspera y las hojas del suelo. Empápate de sus aromas e inhala sus olores. Piensa que formas parte del bosque, que eres un árbol más, clava tus raíces en el suelo y comunícate con ellos, descubre toda la vida que hay, tanto encima como por debajo de la tierra.
No hay nada que no forme parte del espacio vital y es de una extrema complejidad, los vegetales, los hongos, los animales forman parte del mismo, y tu estas integrado en el como una parte más.
Abre tu cuerpo y tu mente a todos los agentes curativos que emiten al aire cada uno de los habitantes del bosque. Visualiza tu sistema inmunitario como algo igualmente complejo que interacciona y se comunica con el bosque, con sus aromas, olores y emanaciones.
Ahora ambos estáis conectados. Déjate guiar por tu intuición. Busca un lugar tranquilo, cerca de un árbol, donde puedas sentarte o apoyarte, que estés cómodo y te sientas bien. Adopta una posición cómoda, relájate y baja los hombros. Cierra los ojos y concéntrate durante unos segundos en tu respiración. Lleva tu atención al cuerpo, observa como al inspirar fluye el aire por tu interior, siente como entra por la nariz, como se eleva el abdomen y como vuelve a salir con cada exhalación.
Respira de una manera relajada, sin dejar de notar la sensación de inspirar y expirar. Cierra los ojos y visualiza como todas las emanaciones del bosque penetran en tu cuerpo (realmente lo están haciendo)
Observa como son las imágenes creadas en tu mente, dales forma, color y movimiento. Son corrientes que penetran en ti por todo tu ser. Desde las copas de los árboles, desde la corteza de su tronco, emanan efluvios que tú absorbes. Desde la misma tierra, sus raíces emiten energía para que la puedas absorber. El bosque está dentro de ti, formas parte de él y estas conectado con los árboles, arbustos, con los hongos y hierbas.
Respira hondo unas cuantas veces, no tengas ninguna prisa, recréate en las imágenes mentales que te has formado de la energía del bosque, y siente la conexión que tienes con él.
Cuanto más nítidas e intensas emocionalmente sean las visualizaciones, mayor será su capacidad para influir positivamente en la conexión existente y mayores serán sus beneficios
Casi sin darnos cuenta entramos a formar parte de esta singular fusión, de esa asociación que se produce con cada respiración. Estamos absorbiendo el aire puro y vital que exhalan los árboles.
Se ha comprobado que dos horas de caminata consciente pueden bastar para rebajar los niveles de estrés y que los efectos se prolongan durante muchos días después de cada “baño”. La atmósfera del bosque activa de manera automática las áreas cerebrales relacionadas con el placer y la emoción.
Al realizar un baño de bosque, aparcamos conscientemente nuestros problemas e inquietudes, y empezamos a disfrutar del momento. Vamos entrando poco a poco y casi sin darnos cuenta en la singular simbiosis que se produce a cada paso y con cada respiración. Reconectamos con la naturaleza e iniciamos nuestro particular viaje interior.
Los efectos que un baño de bosque nos producen son:
- La frecuencia cardíaca y la tensión arterial se reducen.
- El sistema nervioso se relaja.
- Las hormonas del estrés disminuyen
- Los niveles de glucosa en sangre descienden
- Si sufríamos estrés, ansiedad, insomnio, ira o depresión, nos sentimos mejor, más positivos y vitales.
- Nuestro cerebro requiere menos oxígeno para funcionar.
El bosque es un medicamento sin efectos secundarios. Su virtud sanadora consiste en apartarnos de hábitats y hábitos nocivos. Los ambientes artificiales son muchas veces los causantes de nuestro malestar y nuestras enfermedades. Retornar a la naturaleza muchas veces puede ser suficiente para recuperar nuestra salud física, mental y espiritual.
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